Ni una biografía personal, ni una reseña rutinaria que se extravía en la descripción de otras contribuciones suyas de relevancia, ya suficientemente conocidas (como la mecánica cuántica, la fomalización de los autómatas o la teoría de los juegos), el texto de Aspray constituye más bien una exploración rigurosa, purista y definitiva de lo que su título enuncia: el papel fundamental que Von Neumann asumió en la gestación de las computadoras contemporáneas, que no por nada siguen siendo, y lo serán aunque sus procesadores proliferen en paralelo, máquinas de Von Neumann. Con su formidable vocación formal Von Neumann hizo de la computación una empresa científicamente respetada, cuando todo parecía condenarla al taller de los tecnólogos. A él se deben no sólo las arquitecturas de base y las decisiones fundamentales en la representación interna de los datos, sino las primeras aplicaciones de las máquinas a las ciencias empíricas y hasta la constitución de disciplinas nuevas. Con una artesanía inexorable, Aspray desempolva documentos que arrojan nueva luz sobre aspectos palpitantes, porque en el pensamiento y en el trabajo de su actor yacen algo más que las raíces de una nueva generación informática: la de las redes neuronales, la inteligencia artificial, los algoritmos genéticos y las metáforas del aprendizaje emergente. Acostumbrados como estamos a que los ordenadores formen parte de nuestro paisaje cultural, Aspray, en su reconstrucción minuciosísima, logra devolver los acontecimientos al cauce de una historia casi heroica. Una historia que se repercute en una actualidad que, de no haber sido por Von Neumann, con seguridad sería diferente.

William Aspray